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14/4/16

Bien Tós De Cambio

Bien Tós De Cambio

 No sé si recuerdan aquella famosa canción de Scorpions que
llevaba por título “güin on cheins” (lo siento yo siempre la
“cantaba” así) la cual nos hablaba disfrazada de balada, los
vientos del cambio que se daba allá a principios de los noventas
(que no vendían nada (bueno los escorpions si que vendieron))
Y si no recuerdan esa canción, menos van a recordar esta
Columna de hace casi un año que escribí referente a los cambios
significativos que he visto en mis pueblos (porque son varios en
los que habito en esta vida rutinaria) con el asunto de haber
tenido salones de baile para gestionar bebés y quince o veinte
años después haberlos convertido en locales de abastecimiento
de comida para alimentar a esos bebés, como quien dice: causa
y efecto, desde hace un año o algo así, que frecuento uno de
esos lugares a comprar los víveres para -como la palabra lo dice-
vivir unas horas mas, al menos sin tanta hambre… Y hastora me
percatao de la diferencia del local, hoy, entré como si cualquier
cosa al otrora salón más famoso de mi comunidad, que durante
no sé si treinta años funcionó como centro de diversión,
esparcimiento, quinciaños y bodas que traían su rato de baile,
juerga, amoríos (en realidad, nunca para mí) y muchas, se podría
decir, que aventuras y recovecos de la juventú… de repente, se
me vino a la cabeza un nostálgico recuerdo (pero fue una bolsa
de arroz que me cayó encima) de aquellos años perdidos en el
tiempo y también de perdidas de tiempo retozando en aquel
salón, oscuro y acogedor (igual, nunca para mí) caminando entre
los estantes recordé las luces de la discomóvil y las parejas tiradas
a pista en un estrepitoso y bamboleante rito de movimientos
merengueados y cumbiados de esa época, en la cual si ponían
salsa tenía que salirme pa juera, porque no la soporto… y ahora,
es por la salsa (de tomate) que me tengo que quedar buscándola
en su respectivo anaquel a la par de la mayonesa y la mostaza…
recorría los pasillos, imaginando la bolota de espejos que reflejaban
esas luces y deslumbraban a los bailantes y a los que muy
modestamente dábamos vueltas como idiotas (eso sí, siempre
yo era uno de tantos) es decir, los perdedores buscando a la fea
del pueblo pa’ sacarla a bailar… por que de otro modo eramos
sonaos, si teníamos la osadía de invitar a bailar a alguna que no
fuera de nuestra condición (feos y pobres) y de pronto, en esas
vueltas y envuelto en la niebla con olor a coco, choqué contra el
frigorífico de la leche, la natilla y los quesos, devolviéndome a la
realidad presente, pero luego, vi como a través de un umbral del
tiempo, la barra donde se expendían bebidas y uno se sentaba
a charlar a gritos con los amigos (bueno, yo no, nunca tuve plata
para bebidas… ni amigos) me fui acercando para intentar tocar
aquel espejismo temporal y en eso el dependiente, cogiendo el
café, el azúcar, el arroz, la salsa, la leche y la mortadela, los pasó
por la maquinita cobradora y me dijo con cara de empresario
recién galardonado con el premio a cliente del mes: ¿alguna otra
cosita? yo, más ensimismado que un jugador de ajedrez calculando
las consecuencias de un movimientole contesté: sí, sí, unos
chocolates pa´los chiquitos… (que en realidad ese antiguo salón
no tuvo nada que ver con su gestionamiento… digo gestación)
y después de todo: qué bueno que hayan puesto comida
en vez de las viejas estiradas que siempre me “sonaban”…







7/5/15

Como Has Cambiado!

Como Has Cambiado!

 Eso me dicen frecuentemente (desde que tenía como quince)
ya acercándome a los cuarenta (hace tiempos que me acerco
pero no he llegado (está costando (por suerte (por mala))) y es
que entre mas vives (menos mueres) no, más se va dando uno
cuenta de la evolución, no solo del ser humano (también de la
“será” humana) también de las cosas, el otro día paseando por
mi pueblo (cosa sin el mínimo sentido, tengo casi cuarenta años
de vivir aquí y me lo conozco de memoria) pero si noto algunos
cambios en mi pueblito, que dicho sea de paso (o de pozo) que
nunca les he descrito (ni lo voy a hacer) si no que, esto no es
solo en mi pueblo, he visto como muchos centros de diversión
se han convertido ahora en supermercados… ahora hay hasta
un supermercado “jamonés” (no, esperen, es chino) eso ¿debido
a qué? (o ¿qué he bebido?) analizando muy profundamente el
desconcierto, he dado con la razón única y verdadera de esta
proliferación de lugares de consumo (o sinsumo) y la inminente
decadencia de los salones de baile y discotecas, pues está muy
claro, está clarísimo, clarisisísismo!! (qué cosa?) ah, si la razón
pues que en aquellos tiempos, en los salones y discotecas las
parejas iban a disfrutar, bailar y… hacer chiquitos! pues claro
hicieron tantos, que ahora tuvieron que quitar la diversión y
poner lugares donde vendan con qué alimentarlos… y así, los
niños de ahora, no tendrán la oportunidad de ir a divertirse y
perseve… presres… precintar… perpetuar!!  la especie, lo cual
está totalmente correcto, el problema es que los seres humanos
no necesitan de centros de diversión para reproducirse y ahora
se reproducen tranquilamente en el colegio… yo digo que cierren
los colegios y abran mas supermercados… el otro día (no este,
otro) pasé junto a una marisquería y olía a puro marisco, claro
está… (esta marisquería se ubica donde hace veinte años había
una discoteca) y me imaginé como debe salir oliendo uno de
trabajar ahí, y una señora escuchó mi imaginación, pues yo a
veces imagino en voz alta… y la mujer me contó que cuando
trabajaba en una soda, siempre salía oliendo a todo lo que ahí
cocinaba… el pelo, la ropa, la piel (no, eso no era lo que cocinaba)
eso era lo que se le impregnaba de ese olor… que cuando llegaba
a casa el hijo (cuando eso pequeño aún sin edad para reproducirse)
la recibía con un abrazo y le decía:
-Mmmmm, mami… huele a pizza!!
Lo peor era que solo le llevaba el olor… y con esta me despido (porque
soy mi jefe y puedo a mi mismo despedirme y contratarme cuando me
de la gana) hasta la próxima… contratación!