6/10/11

¿Aprendemos de los Errores?

¿Aprendemos de los Errores?

 Eso lo he escuchado a varios exponentes de lo que se
denomina “superación personal” digo, los que dan charlas
sobre cómo debemos superarnos, pero también podrán
darse cuenta de que por más que paguemos por recibir esas
infructuosas charlas, nada cambia realmente y me refiero
a esto hoy, porque sé que nadie me va a tomar en cuenta
(bueno, nadie nunca me toma en cuenta, pero hoy mucho
menos) que todo el mundo anda atribulado porque se murió
el tal Stephen Wolf… ah no… Steve Jobs, perdón… pero me
pregunto yo, y a ver si son tan sinceros para reconocer:
¿Quién lo conocía el año pasado? muy pocos verdad?
¿entonces por qué tanto lamento por su muerte? porqué
la hipocresía de llorar que se haya ido y elogios y mensajes
póstumos? si de seguro el tipo este no los conocía a ustedes
y el mundo se dio cuenta de su existencia nada más porque
era el presidente o no sé qué de la “Apple” y en los últimos
meses trascendió por todo lo que pasó… pero bueno, de eso
no era lo que iba a escribir hoy, si no de los errores que nos
hacen cometer (porque uno nunca comete errores) todo lo
hacemos perfecto, el problema radica en los demás, que no
están conformes con lo que uno hace, la esencia de nuestras
actividades consiste en que debemos quedar bien con otros
tenemos que cubrir las necedades…(que diga, necesidades)
de terceros, todo empieza cuando sentimos hambre y vamos
a buscar el medio para alimentarnos, si nos hubieran querido
“crear” bien hechos, no nos hubieran endilgado este sistema
obsoleto de digestión, circulación, respiración y demás menudos
que llevamos dentro, por ejemplo, estos susodichos oradores de
lo irreal, que dicen que saben mucho todo el tiempo repiten una
frase enigmática que no entiendo: “somos lo que comemos”
en función de esta aseveración, en estos días yo he sido una
papa… y la crisis apremia… pero lo que sí es fijo es que no se
puede aprender de los errores, eso es una excusa para seguir
cometiéndolos, claro: me instruyo intensivamente, por eso
no dejo de caer siempre en lo mismo, no seamos mediocres
papitos… aunque sé que en las últimas trescientas columnas
eso es lo que denoto, pero como decía un amigo: “no hagan
lo que hago, hagan lo que digo” ¿quieres verte sentado muy
cómodo en la parte trasera de una limosina? (¿han visto que
si le quitamos una letra a “limosina” dice “limosna”?) y eso
es exactamente lo que queremos evitar… (bueno, también
dicen que los que piden limosna sacan un salario que es el
doble de lo que gana uno aquí en oficina) cuando estés en la
calle pidiendo limosna habrás visto que todo se debió a la
extensa colección de errores que cometiste durante los
negocios que quisiste emprender, puede ser que aprendamos
cierto… pero ese aprendizaje no será funcional para nuestros
propósitos y me voy a seguir errando por ahí (“errando”, no
“herrando”)



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