Encuentro Irreverente en el Confesionario
Ahora que estamos en cua-cua- cuaresma (¿han visto que
si le cambiamos una letra a “cuaresma” dice “cuaré-más?”)
me mandaron a confesarme, yo nunca he sido muy ágil
en esto de la confesiones (ni confecciones) ni sinfecciones
en “infecciones” sí, soy buenísimo, es más, ahorita tengo
una rodilla infectada por un golpe que me llevé un día
de estos, la cosa es que entro a la iglesia, y me quedo viendo
un “urinal” (pero me pasó las del chiste, no era tal, si no
que se trataba del confesionario) (o “confeccionario”)
entonces me metí, pero solo vi una cortinita morada, me
quedé meditando (haciendo “meditas”) (que no “miaditas”)
que fue lo que pensé que era.
-Dime tus pecados, hermano!-
El brinco que pegué me hizo chocar la cabeza en el
reducido techo del uri…confesionario…
-Sí, sí, solo pescado, ahora pa’ semana-asada… que diga,
santa- Atiné a contestarle…
-¿Lo asusté?- me dice…
-Nooo, que va!, si yo es que acostumbro a darle de jupazos
a las paredes de estos encierros-
-Bueno, bueno, confiésese a ver…-
-¿A ver qué?-
-A ver sus pecados-
-¿Y por qué yo tengo que andar contando mis intimidades a
extraños?-
-No es a extraños, es a Dios Altísimo… -
-¿Anti-sismos?-
-No!, Altísimo, … además, yo soy el padre Armando y nos
conocemos desde hace cinco años ya…, (claro que esta es
la primera vez que viene usted a confesarse conmigo-
-Ah, sicierto…, si, el otro día me dije que tenía que pasar a
saludarlo…-
-Pero no es para saludar que está usted hoy aquí, si no para
realizar el acto de constricción…-
-Ah, no, eso de la construcción no se me va a mí, soy bien
malo carpintiando –
-Constricción, constricción, muchacho despistado-
-Constricción, como una boa “contriccion”-
-Esa es “constrictor”-
-Prefiero “cons-tractor”
-Bueno ya!, ¿me va a decir sus pecados si, o no?-
-Pero si yo no tengo de esos (es más hace ya mucho tiempo
que no volvieron a salir los “pecaditos” de Harrys…)-
-¿Cómo que no tiene?, todos tenemos, desde un mal
pensamiento, hasta actos de inmoralidad y por lo que
me han dicho, usted es una persona que falta constantemente
a la moral-
-(Ah, viejas chismosas…-), pero a mí nunca me han faltado
los morales, en mi casa hay uno que echa muchas moras…-
-No se haga el gracioso y cuénteme…¿Ha deseado la mujer
del prójimo últimamente?-
-Depende de que prójimo, porque si es la mujer de Ñor
Ernesto, lo único que le deseo es que no se mire a un espejo-
-Bueno, no lo voy a presionar, haga su “examen de
consciencia” y yo espero a que el Espíritu Santo lo ilumine-
-Ah, no, es que el otro día hice un examen a pura
“consciencia”y aún así me saqué un veintitrés…
luego quedé “inconsciente”-
-Dime, hermano, entonces ¿a qué has venido?-
-Diay, no sé, mi mamá me mandó y… pues… (ah y dígale al
Espíritu que ilumine un poquito más aquí, que se me acaba
de caer una moneda…)-
-Hermano, es mejor que te vayas, te absuelvo de toda culpa-
-¿Es decir, que yo no tengo culpa?-
-No, los culpables son tus padres…¿son familia? ¿usaron
drogas?-
Y me cerró la cortinita…
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