Sí, qué, ¿Necesitamos un Héroe?
Próxima Parte (Narrada Por Jag)
Pues resulta, que antes del tiempo, o sea, antes de
toda esta explosión de información cibernética y
después de la existencia de los romantos y los espantos
en una época incrustada entre el pasado y el futuro
(o sea, el presente) recuerdo que jugábamos felices con
tucos de madera y olotes de maíz, casi no conocíamos los
carros (sólo uno que mi tío tenía y me daba mucho miedo
montarme)… vivía feliz sin preocuparme del mundo exterior
hasta que mi mente perpleja, vio entrar en la casa una
misteriosa caja gris, con un espejo oscuro muy extraño
fue colocada en la sala, enchufada y puesta a funcionar…
desde ese momento, los días no fueron los mismos, los
humanos que habitaban la caja me sacaron de la realidad
y me metieron en la fantasía… era un telesillo en blanco
y negro, nunca me imaginé la repercusión que este
tuviera en los acontecimientos posteriores a mi reclusión
que el manicomio, que el albergue, que la casa…
luego de mucho tiempo el tele se empezó a dañar…
tenía interferencias y la imagen empezaba a dar vueltas
cual rueda de chicago, había que ajustarle una perilla en
la parte trasera para que se quedara quedita, terminaba
uno mareaditico con ganas de soltar el rancho, luego
la crisis: un día estaba viendo los superamigos y la
pantalla empezó a achicarse, se reducía cada vez mas
hasta que quedó en un rendija luminosa (que no tuvo
nada que ver con “el bulto luminoso”), tal vez los
personajes de la caricatura pudieron verse si uno se
asomaba por la rendija, pero mis tatas dijeron que había
que llevarlo a reparar, el técnico diagnosticó que eran
los “tubos” yo me asusté, pues de haber sido así, podría
mojarse por dentro y lo podría estropear mas… pero no
fue así… muchos años después, me di cuenta de que la
reacción que tuvo el aparato, no era nada más y nada
menos que Tufemo, intentando traspasar la barrera del
tiempo, había encontrado a su hijo Blas y le había robado
la máquina del tiempo, ante la negativa de este de prestársela
(la máquina) ahora, que mil novecientos ochenta y tres
quedó muy atrás, a nuestro héroe no le quedará más que
regresar donde Blasfemo y volverle a robar la máquina
(pues ésta no viaja con el viajero… es una edición un tanto
compleja de maniobrar) mientras Tufemo resuelve tanta
paradoja (que por ineptitud no ha podido evitar) esta
columna continuará dándole seguimiento (o en su defecto
posteando mas idioteces) (y creo que sí, va a ser mas de un
capítulo)
No hay comentarios:
Publicar un comentario