Los Codos en la Mesa
Recuerdo que era la primera indicación de los mayores al enseñarnos
“normas de cortesía”: no poner los codos en la mesa cuando se está
comiendo (cuando se está comiendo comida, no la mesa) pero resulta
que me he dado cuenta, que al menos para mí, ha resultado totalmente
inevitable, conforme avanza la ciencia, se ha descubierto que cuando
realizamos ciertas actividades, necesitamos de todos y cada uno de los
músculos, tendones y huesos del cuerpo, así que no me preocupa tanto
que me vean con los codos en la masa… (que diga, en la mesa) cuando
como delante de otras personas (menos me da vergüenza cuando como
solo) (cuando como solo frijoles) ahora: ¿a un manco del codo hacia
arriba, como le dices que no ponga los codos en la mesa, si no tiene?
por otro lado: en un campeonato de “pulsos”, “vencidas” o como quiera
que se llame ese jueguito de ver quien tiene más fuerza en los brazos
¿se puede aplicar ese principio? que se mire que es una “norma de
descortesía” si no lo hace, otro consejo parecido es: “no hables con la
boca abierta”… ah, no: “no hables con la boca llena” al menos yo no
tengo ese problema, pues nunca tengo la boca llena, eso es más tirando
a los políticos que consumen y consumen y siguen hablando pura
paja, aunque tengan llena la panza, la boca, la bolsa y todo lo demás
había mucho por aprender acerca de los modales que se debía tener
en una mesa… sin embargo, desde que inventaron los “bailes de mesa”
el glamour perdió la dignidad, ahora todo lo puede uno hacer en una
mesa (bueno, yo no, porque ando jodido de la columna (de la columna
en decadencia)) las mesas ya pasaron de moda, ahora todos ponemos
los codos alegremente en una barra (y no de mantequilla) (claro la
mantequilla es muy resbalosa) y cuando estamos muy borrachos, no
nos importa si lo que tenemos en la mesa son los codos o las patas
total, si nos dieron este cuerpo para movilizarnos ¿Por qué hemos de
restringirnos con el uso que le demos? que no nos estorben mesas ni
sillas, para retozar tranquilamente como se nos plazca y al diablo con
las “normas de caridad”… que “la etiqueta” que los modales, que la
paranoia por parecer un muñeco de plástico y que nadie se burle, yo
tengo otro par de normas que son las únicas que sigo: “andando caliente
aunque se ría de mi la gente” (decía mi abuela)… y la otra… no me
acuerdo ya, pero iba por esos rumbos, y yo me voy por esos otros
rumbos que hoy es fin de semana y hay que ir a… descansar.
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