Encuentro Irreverente en Zona Restringida
Pues por esas cosas de la vida, voy manejando mi carro
y me interno por callejuelas (que según Tufemo es el cereal
que se consume en la calle) llego a uno de esos centros
comerciales grandísimos, esos que llaman “Mol” pero que
se escribe Mal… (¿y si lo escriben mal, por qué no van a la
escuela a aprender a escribir?) resulta que vi unos zapatos
muy buenos marca Naik y Riboc, lo que me sorprendió fue
los precios: de lejos decía ocho mil y diez mil… entonces a
como pude aparqué el carro, me bajé del mismo (de ese
mismo, porque solo ese tengo (con costos)) y me introduje
en la tienda, una vez dentro me cayeron dos tipos que al
parecer se entrenaron con los zopilotes, a comer carroña
(lo malo es que la carroña soy yo) y al ser conducido para
ver los dichos(os) zapatos, me di cuenta del engaño: el
precio era ocho mil y diez mil, pero a pagos por quincena
durante infinita cantidad de quincenas… y yo que creí que
se trataba de naiks y ribocs falsas… y que iba a poder presumir
ante la gente de mi pueblo con aquellas flamantes tenis
adulteradas, a duras penas logré escabullirme de entre
las garras de mis acosadores (vendedores de zapatos, que
por lo que me fijé ellos no usaban de esas marcas) y salí
al parqueo, dándome cuenta de mi segundo error: la mitad
de mi carro tocaba “zona amarilla” y un “enalmidonado”
policía de tránsito llenaba tranquilamente una boleta de
amonestación.
-¿Qué hace?- le pregunté
-Está aparcado en zona amarilla-
-¡Cuando llegué no estaba!-
-¿Cómo que no estaba?, esta es la salida del garaje del dueño
del Mol-
-¿Y eso qué?-
-Que usted no puede poner su carro en la salida de un garaje-
-¿Y el si puede poner el garaje donde yo voy a poner el carro?
-Bueno, no me haga perder el tiempo-
-Ahora soy yo el culpable…, en eso no tengo que ayudarle-
-¡Tenga más respeto!-
-¿Para qué?-
No dijo más, arrancó la boleta y me la dejó de calcomanía en
el parabrisas y se fue caminando con sus botas altas y su pantalón
ajustado… (me recordó otro tipo de trabajadores (as))
desde entonces siempre me fijo bien dónde voy a dejar el carro
porque así como me pintaron una raya amarilla en la acera en
dos minutos que estuve dentro de la tienda, también podrían
instalarme un hidrante o un hospital, mientras hago mis compras en
el súper, porque hay gente que lo que le gusta es joder la vida
y ya creo que tengo varios detractores (otros deniveladoras y
decargadores…) pero es ya, otra historia…
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