23/2/11

El Hombre Que fue Doblemente Engañado

El Hombre Que fue Doblemente Engañado

 Esta es la historia, relativamente corta de un niño que a sus
escasos once años tuvo entre sus manos la primera revista
porno (no la primera que existió, la primera que vio, pues luego
tuvo muchas) resulta que, el problema es que este niño de
apenas once años fue criado en una familia estrictamente
religiosa, por lo que su temor por lo divino le produjo una mezcla
de sentimientos al descubrir el fantástico mundo del porno
debido a su corta edad (como corta es la historia) imaginaba
que todo lo que presentaban en la revista, podría cumplirlo él
algún día, sin embargo le daba un profundo miedo el castigo
que por el pecado cometido fuera a infringirle Dios, pues así
le habían enseñado, el tiempo pasó y el chico adquirió no solo
muchas revistas, si no también películas, con el fantasma de la
culpa rondándolo quitándole en cierta medida la paz que de no
haber caído en el vicio hubiera disfrutado… o tal vez no, y como
nada se queda de la misma forma, se hizo hombre, pero notó
que habiendo faltado a la palabra de ese Dios y desobedecido
de los preceptos de sus padres, nada malo había ocurrido, por
lo que continuó coleccionando porno, ahora con la maravilla
de internet, su material fue ilimitado, no se volvió loco, no le
creció pelo en la mano, Dios no lo castigó, su vida fue buena
plena, tuvo éxito, se casó, tuvo hijos… sin embargo un día se
sentó a pensar, que si bien su vida se basó en lo que observó
durante años en las revistas y películas de su preferencia, la
relación con otra persona real era distinta, pues nunca pudo
ni realizar las posiciones que sugerían, ni llegar a una casa y
“mandarse” a una desconocida así como así, ni siquiera a la
sirvienta que si la conocía, ni a la enfermera la vez que estuvo
en el hospital… por lo que pensó que algo había extraño, no
fue difícil llegar a la conclusión de que había vivido un engaño
y por partida doble: ni la vida es como en las películas porno, ni
existe ningún dios que vele por ello, por lo que, optimista como
era terminó esta etapa de su vida con la frase de Homero Simpson:
“Muchas cosas buenas de la vida estan basadas en mentiras:
la religión, la historia americana, la publicidad…”


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