24/1/11

La Maldición de los que Siempre Tenemos Razón

La Maldición de los que Siempre Tenemos Razón

 Discusiones van, discusiones vienen y como dice el dicho: si
no puedes convencerlos, confúndelos o enrédalos más para
que te den la razón, yo siempre digo: usted tiene toda la razón
pero yo no se la voy a dar y es que existe también la “razón de
la sinrazón” (nunca he entendido esa frase) y vienen tipos a
argumentar tanta palabrería que lo dejan a uno “viendo pal
ciprés” pero… ¿Qué tiene de malo ver pal ciprés? Si es uno de
esos grandes y majes… tuosos no le veo problema alguno a
quedarse así o “como las vacas” ¿cómo? ¿dando leche? ¿dando
coces? (a no, esos son los caballos) ¿comiendo pasto? Y si las
vacas comen “pasto” ¿porqué no dan pasta? Será porque es
femenina (la pasta…(y la vaca)) ¿de qué estaba hablando?... a si
el otro día llegó un indeseable cliente a declarar impuestos y
me argumenta de que no está de acuerdo a pagar impuestos
pero “como es una ley de Dios”… y yo me pregunto: ¿Dios alguna
vez fue diputado?? Y si lo fue: que buen diputado ha sido, pues
cumplió con lo que hace un diputado: nada… en otros ámbitos
y hablando con una vieja amiga (otra expresión si sentido, pues
no era tan “vieja”)  me dice que vaya a su casa, pero que solo
la encuentro a las diez de la noche, después de analizar el caso
y especular sobre las intenciones de la propuesta (en lugar de
lo contrario) le dije que no, que nada tenía que hacer yo a esas
horas de la noche en la calle, más con estos fríos que dan
y se enojó… pero no sé por qué la gente se empeña (sale rodando
por una peña) (¿o se empaña?) en siempre tener la razón
para todo, al fin y al cabo ¿Qué es la razón? Si no otro estado
de ánimo más para sentirnos superiores, cosa que no sirve de
nada, yo ya no discuto, si tengo la razón, se la regalo, no la
necesito, entre menos lleves, menos fatigoso es el camino
(volví a leer la frase y había puesto “entre menos “llaves””)
pues sí, entre menos llaves tengas, menos enredo a la hora de
abrir las puertas, que de todos modos ya no me interesa lo
que hay detrás (de las puertas) casi siempre son sorpresas
desagradables, así que mejor cerraditas más bonitas… y la
duda que siempre me acompaña es el sabor que necesita esta
desteñida vida, además a mí las cosas no me gustan con tanta
pimienta… y por estar siempre en lo correcto y no equivocarnos
con tanta frecuencia, es que la gente común nos odia
¿tengo o no tengo razón?


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