La Teoría de la Liga que se Estira
Viendo un programa clásico de la televisión gringa que
se llama “Becker” no sé si lo recuerdan, sacaron a conversación
una teoría que me pareció curiosa y acertada: se trata de la
comparación de los “golpes de suerte” con una liga que se estira
(me pregunto ¿por qué los llamarán “golpes de suerte”, si un
golpe duele mucho?, sólo aplicaría a mala suerte), yo soy uno
que no creo en la suerte, creo que todo se da por causa-efecto
o simplemente casualidad, pero este personaje afirma que
cuando uno tiene varios eventos agradables, la “liga” se va
estirando y entre más bien le salen las cosas a uno más se
estira y más fuerte te pegará en la cara cuando la suerte cambie
pues en estos días he experimentado algo así, mi vida no tiene
grandes contrastes, siempre es lo mismo: levantarme por las
mañanas refunfuñando por tener que venir a trabajar, luego
subirme al bus y ver todas esas jachas desencajadas y ojerosas
y tener que gruñir el “buenos días” porque hay que mantener
un poquito de cordialidad para que no me linchen, sentarme
frente a la computadora (y me resbala si no se dice así) atender
imbéciles ignorantes que vienen a hacer trámites, almorzar,
navegar en internet, salir del trabajo, llegar a la casa, acostarme
y el ciclo vuelve a comenzar… sin embargo da la desgracia de que
un día de estos cumplí años, y esto, para el resto del mundo
es una gran suerte, pues si, la pasé bien, casi que me acerco a
la felicidad, todo muy bonito, mi mama me regaló una pasta
de dientes (y digo yo ¿para qué si se me olvida lavármelos?)
me felicitaron mucho… en fin, la liga estirándose en todo su
esplendor… y ayer: ¡zacasonapan!!! (dijo Don Ramón): se
me olvidó guardar una carne que andaba en el bulto en la
refri y la traje a pasear al trabajo, en la tarde andaba con dos
zopilotes detrás de mí y yo no sabía porque era, cuando me
fijé parecía que anduviera un feto con tres días de muerto en
el bulto, me dio miedo que me requisara la policía, entonces
boté la mortandad en un basurero, al llegar a la casa la doña
me puteó todo porque no tenían nada que comer y para qué
la había botado (claro, si esa gente se come las cosas podridas,
fue un desperdicio) me pelié con la doña, no comí en la noche
y hoy en la mañana… el carro no arrancó, el bus me dejó, un
perro me orinó (para que no digan que solo eso me faltó) y
en este momento estoy queditico, sin moverme, porque no
quiero que me vuelva a pasar ni una sola cosa “buena” en el
día, ni en la noche, no quiero hacer nada, porque puede que me
vaya bien y entonces la liga se vuelve a estirar y créanme, si
pega duro.
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