El Dia Del Funeral
-Diay Ricardo ¿ como le va?-
-Bien ¿y vos?, aquí , camino a la misa-
-Pus, lo acompaño, yo también voy pa’llá-
-Que tirada, ¿verdá , Leoncio?, morise el viejillo-
-Diay Ricardo, a eso vamos todos, pero Don Teófilo
ya tenía sus añitos-
-¿ Como cuantos tenía ?-
-Yo calculo que como mas de noventa-
-Si, ¿te acordás cuando trabajábamos en la finca y
nos contaba de la vez que se pegó la lotería?-
-No me voy a acordar !, las vaciladas que pegábamos-
-Si, Leoncio, era buena gente el roquillo, mirá el montón
de gente que viene pal funeral-
-Y decime una cosa, Ricardo,¿ahora quien va a ver la finca?
si este señor prácticamente se murió trabajándola-
-Pues yo creo que el hijo mayor , Moncho , es el que
heredó gran parte de lo que tenía don Teófilo-
-Si porque las dos hijas se le casaron y se fueron a vivir
a San José, seguro vinieron ayer a la vela-
-De seguro que si, mucha gente lo quería y lo conocía-
-Es cierto, ¿ y que pasaría con la entrevista que le estaban
haciendo, para escribir un libro o algo así?-
-Parece que el reportero si pudo terminar de tomarle
la biografía que llaman y prontico escribe el libro-
-Que bueno, porque dicen que ese señor tenía historias
muy bonitas de cuando era joven-
-Bueno Leoncio, quítese el sombrero porque ya entramos
a la iglesia-
Luego de oficiado el sepelio de Don Teófilo Mora
los dos amigos , compañeros ,otrora peones
del difunto, en lugar de ir con la comitiva que lo llevaba
a sepultar, se introdujeron en un bar del pueblo, al rato
de estar ingiriendo unas saludables cervezas, entraron
dos jóvenes que venían del cementerio, ya Teófilo
descansaba bajo tierra.
Ricardo se les acercó , pues los conocía , eran nietos de
Don Teófilo y los saludó amablemente.
-Se nos fue don Teófilo Mora- extendiéndoles la mano.
-Pos , si , se nos fue- le respondió uno de los muchachos
Leoncio y Ricardo salieron del bar conversando
animadamente mientras los nietos de don Teófilo,
sentados ante la barra contemplaban los traguitos
que les servían, para calentar la tarde que se tornaba
fría , muy fría.
( Dedicado a mi amiga Mayte )
Y a mi mismo : a veces las emociones me juegan malos
ratos a la hora de escribir, y mis dedos se niegan a
expresar los sentimientos y cuando no se posee la
pasión necesaria, es mejor no plasmar esas ideas
vacías , pues el resultado no me va a gustar
“Mientras el pensamiento vuela, las palabras se
arrastran…he ahí el dilema del escritor”
( en mi caso del aprendiz de escritor )
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