El Caso De la Pantera
En la primera Columna deste año les mencioné
que un
coyote se había cenado
a mi perro… pues resulta que no
están ustedes pa’
saberlo, ni yo pa’ contarlo, pero hace
unos días sufrí un
ataque en mi guarida en el cual perdí
la vida… de mi otra
perra… sí, la pobre Koki que tantos
años me había durado,
ha venío un maldito alimal y se la
ha llevado en mis
propias narices… esa era una noche que
mudando a madrugada,
yo desconectado del mundo a
más no poder fui
interrumpido brutamente (que diga
abruptamente) por un
escándalo que provenía del patio
diatrás… ¿qué era?
¿qué pasaba? que un semerendo bicho
atrapaba a la perra,
que en son de guerra había salido a
atacar, siendo que su
frustrada incursión la convirtió al
instante en víctima de
tan sanguinario cazador… Yo como
un zombi
electrocutado, pegaba en todas las paredes y
dejaba todos mis dedos
meñiques del pie en las patas de
los sillones… cuando
por fin logré salir al exterior, en bata
de dormir, ya la fiera
iba lejos con la desafortunada Koki
entre sus dientes,
gritando y pidiendo auxilio… y yo, que
por la oscuridad no
podía ver más allá de mi nariz (y eso
es mucho, porque dicen
que la tengo larga (la nariz)) me
puse a pensar al ver
mi atuendo: ¿qué pretendo? ¿evitar
el ataque del monstruo
o matarlo del susto? (o de la risa)
Pero ya era tarde…
(bueno, de madrugada más bien, como
la una era…) Después
del susto y de la estupefacción que
me impedía reaccionar,
regresé a mi humilde cama y no
pude dormir en el
resto de la noche (de hecho, me quedé
dormido como a los
diez minutos) pero igual, al otro día
investigando, me
enteré de que hay una condenada pantera
(y no es rosa
precisamente) comiéndose los perros de tór
mundo, ya van como
veinte que se jarta y los seres
humanos comunes y silvestre
tenemos que aguantarnos
de ir con un rifle y
reventarla a tiros, solo porque es
prohibido, pues están
en peligro destinción… lo dicho,
ya no hay derecho,
¿comuace uno si lo ataca? ¿se puede
alegar defensa propia
o hay que dejar que se lo levante y
se lo almuerce? esto
es preocupante, tanto así que un día
al despedirme de mi
hija segunda (no no, no se llama Segunda
mija… es la segunda en
consecución de mis hijos) me dice:
papi, si le sale la
pantera, antes de que se lo coma le toma
una foto para saber como
es… Hoy venía en el bus y una
señora le preguntaba a
un vecino que si nuabía visto a su
perrita (a la suya no,
lector, a la de la señora) una doberman
pinche –que diga,
pincher- que se le desapareció y que le
había costado ciento
treinta mil maracandacas… claro, tenía
razón de llorar su
pérdida y yo pensando: bueno, al menos
a la Koki me labían
regalao… pero igual, la extraño y de ahora
en adelante voy a
estar ojo avisaor por si me la topo a esa
desalmada pantera, lo
que no sé es si se meterá a las casas
a comerse a la gente…
por si acaso, ya me voy para ir a
aaaaaahhhhhhhhh!!!!!!!!!!!!!!!