Tacuaren
Resulta que ya
valió: ayer cumplí cuarenta años, pero entre
que “El Pato Donald Trumpudo” quedó de presidente y el
video del pingüino cornudo, sin contar con la
lagartija que se
escapó de las culebras… nadie se dio cuenta… fui
opacado
por ese pingüino que le dio “sopa e’ muñeca” al otro
por
recalentao… y bueno, yo creí que este noviembre nunca
iba
a llegar… cuando tenía treinta y nueve pensé que
quedaba
muy lejos el cumpleaños número cuarenta y me dediqué a
vivir la vida, mi vida de treintaynueveañero que es
igual
que las otras edades pero sabiendo que está uno a las
puertas
de envejecer de pronto, entonces le da por empezar a
intentar detener el tiempo para que el nefasto día no
llegue
pero igual llega… aunque a mi no creo que me afectara
mucho
(aparte de que me he deprimido más que de costumbre,
si
eso pudiera ser posible) la verdad no he sentido
ningún tipo
de transición extraña, ni cambios drásticos, porque a
como
me lo pintaban yo creía que de un pronto a otro se me
iban
a marcar todas las arrugas y me iba a encoger de
sopetón
(eso creo sucedió cuando nací, pues no soy muy grande
que
digamos) pero no, aquí sigo parecido (o perecido) a
cuando
tenía treinta y nueve… máxime que nadie me cantó hapy
verdestás tú, ni las mañanitas ni las nochecitas,
entonces es
como que si no hubiera cumplido (de todos modos, yo
nunca
cumplo nada) no voy a empezar ahora nada más porque
tengo una década adicional… lo que no me parece, y ya
para
cambiar un poco de tema y no hablar más de mi, es lo
que
me responden cuando digo ciertas frases (y eso que no
es
para hablar de mi) hace cinco años, un amigo español
me
preguntó ¿Cuántos años cumples? yo le dije treinta y
cinco,
me respondió: ¡por el culo te la hinco! igual cuando
fueron
treinta y trés: agachate y me la ves! (yo le
recontraataqué:
para ver eso no necesito agacharme, si no una lupa… y
no
sé por qué se enojó) el año pasado: treinta y nueve y
la
respuesta: agarramela y me la mueve… ahora que tengo
cuarenta: pero no los aparenta! (esa sí es mas
halagadora)
lo que me ha dado miedo de todo esto es el consabido
exámen de próstata que es obligatorio a partir de esta
edad
les prometí que le dedicaría una Columna cuando me
suceda
esa desgracia… pero ya me imagino cuando el doctor me
esté interrogando:
-¿Es usted creyente?
-No, soy ateo
-En ese caso: en el culo se lo meneo! (el dedote)
Yo mejor me voy a esperar a que inventen un aparato
para
que no tengan que auscultarlo a uno tan feo por ahí
detrás
aparte de lo cogidos que estamos en este páis, y en el
mundo
ahora con Tromp, encima (y debajo) te vienen a meter
los
dedos en salva sea la parte, en fin, gajes de la edad,
que en
vez de mejorarte, te empeoran más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario