Encuentro Irreverente
Con Un Adivino
Con tanto desatino
mundial que hay, decidí que era
hora de tomar cartas
en el asunto, pero no como mi
tío, que le dijeron
que debía tomar cartas, y ahora
solo toma ron “carta
blanca”… decidí buscar ayuda
para acabar de una vez
por todas con esta fatal y no
muy grata
incertidumbre, busqué en el perióquido
que dicen que anuncian
de todo, llamé, contacté y
me cité con uno de
estos artífices de lo desconocido
que me habían dicho
podía resolver todas mis cuitas
La primera mala
impresión me la llevé cuando llamé:
-Aló? es usté el
adivino?
-Si, Don Hassán para
servirle, ¿con quién tengo el gusto?
-Bueno, ya si no sabe…
empezamos mal…
Y luego de eso no sé como diablos concertamos
la cita
pero resulta que
llegué al establecimiento (y miento
si digo que iba
convencido) había un rótulo que decía:
Don Hassan, adivinación,
cartomancia (por aquello de
tomar las cartas)
espiritismo, médium (enterum, large)
tarot, amarres… (¿de
perro sería?) no me detuve a
leer toda la
parafernalia y entré… en el recinto (que
es dos veces cinto
(cinto negra)) olía a inciencio, pero
rancio y vi al tipo
sentado enfrente de la famosa bola
de cortal cristado…
digo, de cristal cortado… y dio
inicio a la sesión:
-No me diga su
problema- me dijo intempestivamente
-No pensaba hacerlo,
usté es el experto (que fue perto
pero ya no)
-Usted necesita
amarrar a una mujer!
-Ni loco que
estuviera, joden como un yuyo sueltas,
ahora amarradas!
-No no no- decía en
posición de actriz de novela
acongojada (o sea, con
los ojos cerrados y con una
mano en la frente…)-
usted lo que necesita es dinero
(Por fin, alguien que
lo reconoce, casi casi me convence
en ese toque)
-Si… pero, aparte de
eso, lo que necesito es que… ¿Cómo
explicarle? algún
antídoto contra imbéciles… algo que
más bien aleje a los
idiotas…
-¿Lo que quiere es que
le eche un “mal de ojo” a alguien?
-No sé quéseso de “maldiojo”
pero si tengo mucha “sangre
en el ojo” será un
aire, doctor?
-Que no soy doctor!
soy hechicero, adivino…
-A ver adivíneme esta:
verde por juera, verde por dentro
con una semilla
diaguacate aentro… ¿?
-No! yo le adivino sus
penas y le doy las soluciones
-Bueno, las penas no tiene
que adivinarlas, ya se ven
a simple vista… y lo
de las soluciones… ¿Cómo pa’ cuando
estarían?
-Muy bien, ya
empezamos a entendernos, pero no me ha
dicho su nombre
-Adivine…
-Así no funciona!
Tiene que aportarme datos, información
-Ah, no, yo no trabajo
en ese departamento, yo soy del
departamento de quejas…
viera como me quejo!
-Está bien! quiere que
le resuelva sus problemas o no?
-Usté con esa cara, no
creo que resuelva ni cuanto es
dos por dos (cinco)
-Vea, no le admito que
me falte al respeto en mi propio
negocio!
-Si quiere se lo falto
en la calle…
-A la calle lo voy a
enviar, ahora mismo!
-Bueno, bueno, no se
sulfure, ya me voy…
-Pero no se va a ir
sin pagarme la cuenta, son cincuenta
mil colones…
Ahí fue cuando en realidad me enojé (me llené
de ojos)
(del maldiojo) (o mal
piojo) y le dije:
-Pues es usté un “falsante”
si en realidad adivinara, se
habría enterado desde
el principio que no traigo un
cinco!
Y me fui dejándolo con la palabrota en la boca…
Luego me di cuenta de que para resolver mis
problemas
existenciales, económicos
y demás lo que necesito en vez
de un adivino (que no
era tan “divino”) es un asesino…
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