Guía del “Escaparatero”
Primero que nada, se preguntarán: “¿Qué diablos es un “escaparatero”?
pues bien, (o mal) se define así a aquel pobre mortal que viéndola de
cuadritos para que su presupuesto le alcance al menos para comer un
par de veces al día, le toca hacer compras extraoficiales varias ocasiones
al año, con el mismo dinero que se gana de su reducido sueldo, tiene que
ir de escaparate en escaparate viendo y comparando precios de los
artículos que debe adquirir por obligación un tanto cuestionada, los mas
acertados ejemplos: día de los enamorados, semana santa, día del padre
y madre… navidad, uno no tan estúpido: la entrada a clases de sus hijos,
pero es toda una odisea y una Eneida completas lo que se debe sufrir
para cumplir con el objetivo y no pasar hambre durante tres o cuatro
semanas debido a la descompensación económica, he aquí unos breves
consejos para estas ocasiones, pues a veces, en la ciudad, el comercio
y la polución, se nos cruzan los cables y optamos por acciones indebidas:
-Antes de acudir al océano de “malls” centros comerciales, “multiplazas”
mercados, tiendas comunes y ventas callejeras, tenga muy presente lo
que realmente necesita, haga una lista y apéguese a ella estrictamente
no la cambie por nada del mundo, pues muchas veces terminamos
comprando hasta una vaca lechera porque la tenían en promoción de
a tres por una…
-Cuando ande por la calle y divise a esos indeseables repartidores de
volantes que anuncian todo tipo de chucherías innecesarias, como
almuerzos en promoción, computadoras a mitad de precio, cursos de
peluquería al doble de precio, o exámenes de la vista gratis con la compra
de los lentes que de momento no sabe si los requiere o no… evítelos
sé que es difícil, tienen como imanes que se pegan a los transeúntes
pero evádalos en lo posible, si inevitablemente debe pasar junto a ellos
hágalo dándoles la espalda, no importa si usted tiene que caminar
hacia atrás… no reciba ningún tipo de papelito.
-En el momento de fijarse en los escaparates de las tiendas (hágalo
primero, siempre antes de entrar) no descuide su retaguardia, que
hay muchos oportunistas que aprovecharían su posición para ir a
robarle su cartera que lleva en el bolsillo trasero (o para otra cosa
peor).
-Nunca se meta a una tienda que no muestre los precios en los productos
bien definidos con etiquetas y claramente legibles (y menos si esos
precios no son accesibles (casi nunca lo son, pero a veces hay suerte)
-Si por algún craso error lo hace (que se mete todo jetas a la tienda con
precios exorbitantes) hágase el disimulado y empiece a retroceder con
toda cautela, si desgraciadamente una dependienta lo abordó, no ponga
cara de pobre ni nada, porque esa gente no tiene compasión, entonces
siga disimulando y pregunte el precio de cualquier tontería… (pero no
el precio de la alfombra que usan en el piso regularmente, no sea
baboso) tal vez unos zapatos, una camisa, que se yo… y cuando se lo
digan, no pele los ojos como si fueran guayabas maduras, quédese
tranquilo y diga como si nada: “ok, ahorita paso” apenas salga, váyase
lo más pronto posible y memorice esas tiendas para que no se vuelva
a meter jamás…
-Siempre que mire un precio y le parezca accesible, asegúrese que en
la etiqueta que lo menciona no venga abajo y en letras muy pequeñas:
“cuota quincenal, durante veinte meses”
-Recuerde que la calidad para nada tiene que ver con el precio (no es
cierto, pero recuérdelo para que no se vea tentado a comprar tiliches
de marca, solo porque van a ser buenos)
-En último caso adquiera marcas como: “Naik, Ribuk”, “Filla”, “Toto”
(con una “t”), “Pumma” “ettc”, “ettc”.
-Ya una vez que ha recorrido toda la ciudad comparando precios, ni
modo, devuélvase a la primera tienda que entró, que fue donde le
ofrecieron precios mas cómodos y además era donde sus vecinos y
conocidos le recomendaron que fuera pues tenían ofertas y baratos
que le podían servir…
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