26/9/11

Las Cosas Como Son

Las Cosas Como Son

 Aunque cierto individuo me insiste en que no llame “cosas” a las
cosas, no puedo menos que eso: “cosas” son… y al “son” que se
mueven es al que me apego, pero mejor no me “a-pego” mucho
porque es doloroso, ¿han tenido ese sentimiento de frustración
cuando uno mismo se pega un golpe, y no puede desquitarse con
nadie? porque fue uno mismo el que se pegó… en estos días en
que la mente además de diarreas mentales (todo lo que pienso se
hace mierda) padece de incontinencia de datos… (no retiene nada
lo que llaman “cerebro de teflón”) me parece que todo se debe a
la inusual alegría…(¿se han dado cuenta de que si le cambiamos
una letra a “alegría” dice “alergia”?) de ver que nada ha cambiado
con ciertas excepciones, por ejemplo el otro día comentábamos
que el anterior Papa, el que se llamaba Juan “Palo” segundo, dejó
dicho que el infierno no era un lugar físico, si no un estado mental
(donde siembran mentas) y que ahora “Meneíto” dieciséis, volvió
a abrirlo… para mí que fue un engaño publicitario, le había quitado
la patente o algo y ahora ya normalizaron la situación con la muni
y puede continuar funcionando… en otros ámbitos, por ahí vi
una noticia acerca de los “privados” de libertad con SIDA…, lo
que inmediatamente me lleva a analizar el porqué llaman “privados”
a los reos… supuestamente para que no se sientan tan “menor cosa”
pero si los prisioneros son “privados de libertad”, los que estamos
“libres” ¿Qué somos? ¿privados de prisión? o “gozadores de libertad”?
dice el dicho: “no por mucho madrugar, amanece más temprano…”
así que no complicarse la existencia con términos rimbombantes…
ah que a los minusválidos ya no se les dice así, si no: “personas con
capacidades disminuidas” ¿capacidades disminuidas? “capacidad
cero será”!, (en algunos casos) en los otros casos, viene siendo lo
mismo: el término altisonante no cambia en absoluto la condición
por bien que quieran hacerlos sentir, por otro lado: ¿Quién les
disminuyó la capacidad?... recuerdo aquellos hermosos tiempos
en que podíamos llamar “mongolitos” a los chicos con algún
síndrome ( o “con-drome”) de estos, pero luego vinieron los de
Mongolia y reclamaron ¡que delicados!, los que realmente debían
reclamar eran las personas con este padecimiento, pues se comportan
como verdaderamente debería comportarse un ser humano (sin comillas)
casi que de esta especie son los únicos que me simpatizan (ellos y
algunos muertos)… llamar las cosas por su nombre, al menos eso me
enseñaron a mí, aunque habría que ver en base a qué es que se nombran
las cosas…




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