A la Carrera
Escribo tan a la carrera que estoy en una hoja en blanco en
vez de el documento donde está el resto de mis columnas…
y es que estos días se “a llenao” esto de gente y no me dejan
respirar, no me dejan tomar café no me dejan almorzar, no
me dejan ir a ca… lentar las tortillas, el estrés (que ya es como
cuatro o cinco) no me deja dormir (ni los indeseables clientes
tampoco) hasta cuando ando por la calle me paran para
consultarme idioteces… y eso que aún no comienzan las
clases, más estrés con el montón de gente en el bus, que ya
no cabemos todos en ese trasto, más que bus, parece una
máquina de hacer puré: los que vamos de pié debemos ir
desplazándonos hasta la parte trasera del bus conforme se
van subiendo por delante (los pasajeros), luego cuando ya
adelante no hay espacio, el brillante chofer empieza a meter
a los susodichos por atrás (más bien parece un caliente acto
sexual) y los que ya íbamos llegando atrás (del bus) otra vez
apretujarnos hacia adelante… así, hasta obtener una pasta
homogénea con los cuerpos de los ocupantes del bus, lo peor
viene cuando hay que bajarse, porque pasando al lado de los
demás seres humanos que se encuentran en el pasillo… lo
tocan todo a uno y ya llegamos sudados a trabajar, sin haber
trabajado, por el momento es solo la gente que viene a joder
con los trámites de principio de año (¿para qué lo dejan todo
para el principio?) en otros ámbitos (y así a la carrera también
porque ya casi abren las puertas de la oficina y se viene la
estampida de “personas”) el otro día estaba viendo una versión
de la película (que nunca me gustó) que se llamaba “Karate Kid”
esta versión es argentina y más acorde con mi gusto, se titula
“Calláte Kit” y es que ese tal Kit no paraba de hablar, entonces
el maestro le cerraba la geta de un patadón, por cierto que le
cambiaron el nombre a los personajes y quien sabe porqué,
además el tal Kit este andaba con una gorra “pa’ tras” en lugar
de la vincha con el símbolo de “Kayo-Sama” de las que usaba
Gokú, estuvo bonita la echada a perder de la original y ya me
voy porque aunque no cumplí con la cuota de hoy, ya llegó el
jefe a ponerme a trabajar… a ver: una, dos… cuatrocientas
dieciséis palabras ¡si llegué!
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